Lo más importante es poder dialogar y armar una estrategia de a dos.

Irse a vivir con la pareja es uno de los principales desafíos de la vida cotidiana que todo adulto tiene que afrontar alguna vez. Este salto al vacío implica compartir un departamento, casa, servicios, la comida y muchos otros gastos que vienen en el paquete de la convivencia.

Manejarlos con desconocimiento pueden causar un caos en la relación. Pero atentos: no es una ciencia que no se pueda aprender.

Juan Polanco, CEO de Óptimo Capital, afirmó que dividir los gastos “50 y 50” no es la forma más acertada de pagar los gastos. Y ejemplifica: “Tomemos el ejemplo de Alex y Ana. Alex gana un total de $80,000 al año trabajando como Ingeniero Informático, y Ana, $35,000 como Asistente de Oficina. Ellos tienen un total de $58,000 en gastos fijos al año. Si utilizamos el método de el 50%, cada uno debe contribuir cerca de $2,417 al mes para cubrir los gastos. En este caso, después de pagar su parte, Ana solamente se quedaría con $500 al mes (o un 17% de sus ingresos) para utilizar a su disposición. ¿Es esto justo, si Alex gana más que el doble de sueldo que Ana?”.

Tal como afirma Polanco, “Una mejor solución sería que cada uno aportara para pagar los gastos, un porcentaje basado en sus ingresos”.

3 errores a evitar

1 – Ninguno de los dos debería asumir el peso completo de los gatos. Esto puede generar conflictos irreversibles.

2 – Tener en cuenta que ahora son 2. La forma de gastar puede afectar al otro. Siempre tener “lo que sobra” para los gastos individuales y cuidar lo que es de ambos.

3 – Olvidarse de los imprevistos. Siempre pueden surgir gastos médicos, cosas a reparar en la casa u otros. Al gasto mensual lo ideal es sumarle un porcentaje de “margen de error”.